El sectro del olivar y del aceite de oliva ha disfrutado a mediados de la última década de una situación de bonanza, con unos precios medios en origen que llegaron a superar los tres euros kilo,a los que se sumaban los 1.100 millones de euros que llegaban y siguen llegando desde la Unión Europea en concepto de subvención.Una media de 0,80 euros kilo, pero una medida no graciosa, sino para compensar al sector por el desmantelamientoo casi total de los mecanismos de regulación.
Esta situación de gran rentabilidad se tradujo en una fuerte subida de los precios de los olivares y, sobre todo,en la realización de mejoras en las superficies ya en cultivo y el desarrollo de nuevas plantaciones intensivas hasta los 2,5 millones de hectáreas actuales.El resultado ha sido la existencia de unas cosechas de aceite medias de 1,4 millones de toneladas,frente a una demada que se mantiene estabilizada en el mercado interior con 550.000 toneladas y unas exportaciones, menos mal, que aunque sean con bajos precios y en gran parte, como graneles, siguen batiendo cada año records hasta las 828.000 toneladas.Casi la mitad de ese aceite va Italia como graneles para que los italianos lo envasen como propio.Ha sido así históricamente, y la sorpresa ha sido que en las últimas semanas los olivareros italianos denunciaran esta situación señalando en todos los medios como un gran escándalo,que mucho aceite que se vende como propio procede de otros países....
Frente a ese panorama, el sector lleva para dos años de capa caída.Los precios en origen en este momento van desde los 1,55 euros kilo para el aceite lampante de peor calidad, hasta menos de dos euros para un virgen extra, por debajo siempre de los costes oficiales medios de producción,unos 2,30 euros.La subvención llega para compensar esos costes, pero en tierras de baja producción,olivares tardicionales, sierras, secanos en la zona centro, el cultivo ha dejado de ser rentable a un precio para la aceituna este año de 0,30/033 euros kilo, con unos costes de recogida que van desde o los 0,12 a los 0,18 euros kilo.
Los bajos precios del aceite de oliva tienen varios padres. Uno puede ser el fuerte incremento de las producciones, mientras la demanda interior se ha quedado estancada y la exportación se ha convertido en la principal salida.Otra, importante, la escasa capacidad del sector para ordenar su oferta, desde las cooperativas a las organizaciones de productores.Una tercera causa, la más importante, serìa el gran poder de la gran distribución para imponer precios en el aceite al tener este producto casi permanentemente como reclamo para la cesta de la compra, con ventas incluso en algunos casos a pérdidas, banalizando el valor y la categoria del producto, sin que se haya producido alguna actuación desde los servicios de Competencia,de Economia. Vender aceite barato, no perjudica al IPC.
Frente a este panorama de bajos precios, la ministrar Rosa Aguilar hizo de la autorización del almacenamiento de aceite en Bruselas su bandera de campaña en las anteriores elecciones generales. Le costó mendigar en Bruselas más de medio año, se retiraron del mercado 40.000 toneladas y los precios siguieron hundidos. Hoy, Arias Cañete,también con unas elecciones a la vista en Andalucía, volvió a solicitar el almacenamiento y el comisario Dacian Ciolos, de la misma cordada política y la mayor capacidad de convicción del ministro, autorizó rapidamentea hasta un techo de 100.000 toneladas, pero solo de aceite virgen y virgen extra y no el lampante de peor calidad que puede suponer el 40% de la producción.
El almacenamiento de aceite es hoy el único mecanismo comunitario con ayudas para regular el sector-Pero, se ha demostrado que no es la salida.Habría que mirar en otras direcciones: una mejor organización y concentracion de la oferta, sin la espada de Damocles de la Competencia; trabajar para recuperar en la sociedad la cultura del aceite de oliva como producto de calidad y bueno para la salud y sobre todo, lograr que esa gran distribución no siga tirando por tierra la imagen del aceite como barato, de oferta permanente a precios bajos que pasan a la industria y de ahí al olivarero.
Otro dia hablaremos de en qué puede derivar, si no lo ha hecho ya, la gran presión de la gran distribución para tener el aceite al precio mas bajo...
Esta situación de gran rentabilidad se tradujo en una fuerte subida de los precios de los olivares y, sobre todo,en la realización de mejoras en las superficies ya en cultivo y el desarrollo de nuevas plantaciones intensivas hasta los 2,5 millones de hectáreas actuales.El resultado ha sido la existencia de unas cosechas de aceite medias de 1,4 millones de toneladas,frente a una demada que se mantiene estabilizada en el mercado interior con 550.000 toneladas y unas exportaciones, menos mal, que aunque sean con bajos precios y en gran parte, como graneles, siguen batiendo cada año records hasta las 828.000 toneladas.Casi la mitad de ese aceite va Italia como graneles para que los italianos lo envasen como propio.Ha sido así históricamente, y la sorpresa ha sido que en las últimas semanas los olivareros italianos denunciaran esta situación señalando en todos los medios como un gran escándalo,que mucho aceite que se vende como propio procede de otros países....
Frente a ese panorama, el sector lleva para dos años de capa caída.Los precios en origen en este momento van desde los 1,55 euros kilo para el aceite lampante de peor calidad, hasta menos de dos euros para un virgen extra, por debajo siempre de los costes oficiales medios de producción,unos 2,30 euros.La subvención llega para compensar esos costes, pero en tierras de baja producción,olivares tardicionales, sierras, secanos en la zona centro, el cultivo ha dejado de ser rentable a un precio para la aceituna este año de 0,30/033 euros kilo, con unos costes de recogida que van desde o los 0,12 a los 0,18 euros kilo.
Los bajos precios del aceite de oliva tienen varios padres. Uno puede ser el fuerte incremento de las producciones, mientras la demanda interior se ha quedado estancada y la exportación se ha convertido en la principal salida.Otra, importante, la escasa capacidad del sector para ordenar su oferta, desde las cooperativas a las organizaciones de productores.Una tercera causa, la más importante, serìa el gran poder de la gran distribución para imponer precios en el aceite al tener este producto casi permanentemente como reclamo para la cesta de la compra, con ventas incluso en algunos casos a pérdidas, banalizando el valor y la categoria del producto, sin que se haya producido alguna actuación desde los servicios de Competencia,de Economia. Vender aceite barato, no perjudica al IPC.
Frente a este panorama de bajos precios, la ministrar Rosa Aguilar hizo de la autorización del almacenamiento de aceite en Bruselas su bandera de campaña en las anteriores elecciones generales. Le costó mendigar en Bruselas más de medio año, se retiraron del mercado 40.000 toneladas y los precios siguieron hundidos. Hoy, Arias Cañete,también con unas elecciones a la vista en Andalucía, volvió a solicitar el almacenamiento y el comisario Dacian Ciolos, de la misma cordada política y la mayor capacidad de convicción del ministro, autorizó rapidamentea hasta un techo de 100.000 toneladas, pero solo de aceite virgen y virgen extra y no el lampante de peor calidad que puede suponer el 40% de la producción.
El almacenamiento de aceite es hoy el único mecanismo comunitario con ayudas para regular el sector-Pero, se ha demostrado que no es la salida.Habría que mirar en otras direcciones: una mejor organización y concentracion de la oferta, sin la espada de Damocles de la Competencia; trabajar para recuperar en la sociedad la cultura del aceite de oliva como producto de calidad y bueno para la salud y sobre todo, lograr que esa gran distribución no siga tirando por tierra la imagen del aceite como barato, de oferta permanente a precios bajos que pasan a la industria y de ahí al olivarero.
Otro dia hablaremos de en qué puede derivar, si no lo ha hecho ya, la gran presión de la gran distribución para tener el aceite al precio mas bajo...
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