Por San Valentín, regala flores sin espinas
Esta entrada ha sido escrita por ISABEL ORTIGOSA, Responsable de Incidencia y Comunicación de InspirAction España.
Colombia, segundo exportador de flores a
nivel mundial, vende por San Valentín unos 500 millones de flores,
equivalentes al 15% de toda su producción anual. Muchas terminan en
Europa. En una industria donde los contratos son de corta duración, las
mujeres (65% de la mano de obra) trabajan a un ritmo frenético a cambio
de un salario muy bajo, en condiciones insalubres. La mayoría no goza de
baja por enfermedad o por maternidad, pocas están amparadas por alguna cobertura sanitaria o de desempleo y aún menos consiguen ahorrar para el futuro.
Según un estudio de la Corporación Cactus,
el 82,8% de las empresas dedicadas a la floricultura en Colombia pide a
sus empleadas hacerse la prueba de embarazo, atentando contra sus
derechos laborales, sexuales y reproductivos. En la Sabana de Bogotá son
varias las que exigen además a sus trabajadoras el certificado de
ligadura de trompas. Las enfermedades profesionales son
frecuentes, pero rara vez reconocidas por las aseguradoras. Y cuando
alguien quiere reclamar, ¡sorpresa! A veces no saben ni a quién hacerlo.
Más del 34 % están contratadas por intermediarios.
La supuesta crisis del sector ha sido el
argumento, o el pretexto, para justificar la degradación de las
condiciones laborales de estas mujeres. Pero lo cierto
es que, aunque sólo en el año 2010 se perdieron 12.000 empleos en las
flores, la producción no ha bajado. ¿Cómo lo han conseguido? No es tan
difícil: imponiendo topes de rendimiento inhumanos, con jornadas en
temporada alta de hasta 20 horas diarias. Las mujeres que entrevisté
hace apenas un par de semanas me decían que hablar está tácitamente
prohibido. No se debe perder tiempo, por nada. Se acostumbran a no beber
apenas agua, para no tener que ir al cuarto de baño. Cuando paran por
diez minutos para comer algo, a la una o las dos de la madrugada, lo
hacen de pie. Graciela me contaba cómo a muchas se les cae el tazón de
caldo de las manos; sus brazos no pueden apenas sostenerlo, entumecidos
después de horas de trabajo.
Pero el resultado, para algunos, merece
la pena: el crecimiento de la productividad por cada trabajador ha
aumentado un 36% en los últimos años, lo que corresponde en cierta
medida a los puestos de trabajo que el gremio ha eliminado
paulatinamente. Y aunque los precios suben en Colombia, los trabajadores
de flores siguen recibiendo el salario mínimo mensual vigente en el
país, unos 286 dólares. La supresión de prestaciones, las presiones para
no sindicarse, y los despidos colectivos ilegales, están a la orden del
día. Más beneficios.
Está claro que detrás de la belleza de
las flores hay mucho escondido. Por eso las organizaciones sociales y
sindicales del sector promueven el 14 de febrero, coincidiendo con San
Valentín, la celebración del Día Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores de las Flores. Buscan
así sacar a la luz sus reivindicaciones laborales, y su derecho a la
contratación directa y a la organización sindical, en un sector que genera en Colombia cien mil empleos directos y ochenta mil indirectos, y que vive un proceso acelerado de precarización.
Este San Valentín, yo pensaré en ellas antes de comprar flores. En Graciela, en Herminia, en Alba. ¿Y tú?http://blogs.elpais.com/3500-millones/2012/02/san-valentin-flores-sin-espinas.html
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